viernes, 31 de julio de 2009

Una noche en la barca

Comprame un trago y contame todo de tu carita de nene lindo. No sabés una sola cosa de la vida, ojitos celestes. El sol no me ama, y es fácil llorar. Escribí una carta. No tenés el dinero, nene lindo. Devolver al remitente. Dejalo sangrar, coca y piedad. Buscá un sacerdote con labios más gruesos que los tuyos. Oh, mi sonrisa distorsionada. Yo hablo del sol de la noche. Hay una fiesta en la superficie. Yo hablo de desnudez. Qué carita la tuya, pobrecito, mi nenito llorón. Qué sabés del dolor, qué sabe tu aguijón? Te hago un nudo de viento en el alma. Olvidate de tu garganta, mejor. No olvides tu vodka. No olvides tu precio. Éstas tetas viejas tienen un precio. Asomate a la barricada. Hay una guerra de la que no sabés nada y tarde o temprano se te meterá el fuego por la nariz, bonito. Una nana para que sueñes, gratis, que más da, después de todo, ojitos celestes, lo más preciado siempre se parecerá a la rosa de cobre.


Caronte, más allá de Plutón, junto al lago