miércoles, 28 de septiembre de 2011

Hana-Bi

Creo que estoy mintiéndome a mí mismo. Lo pienso mientras estudio y también pienso que en lo único que puedo pensar son en canciones, acordes, arreglos, grabar, tocar, viajar, llegar al fondo de mi espíritu y así unirme en el espíritu colectivo de cada chico o chica, triste o alegre, que está en una habitación con un par de auriculares, un libro, una carta de amor o desamor, un miedo o una certeza y que son tan de éste tiempo, de éste Geist, de éste mundo Buenos Aires - Argentina - Tierra de Nunca Jamás, con sus rabias callejeras de amor, con las soledades y los mil intentos y un invento, con el dolor de ser o el dolor de ya no ser, o como escribió Buk "tantas de mis criaturas compañeras", todos a quienes entiendo y me entienden, y todos a quienes no puedo ni ver, ni me ven, pero el mundo al fin es sólo un conjunto de miles de vidas y la mía pugna por ser mundo y más que mundo, ser espíritu que cambie un mundo cualquiera, una vida cualquiera, que defienda o destruya un estado de ánimo, y conjuge el poder estético para aunar un mito que en tanto símbolo tenga alma, eternidad, y que la tenga aún incendiando apenas dos segundos del tiempo de cualquiera, del mío, de las migajas de lo que fue un corazón y ahora es sangre en la pared de un call center. ¿Para quién canto yo entonces? Para los que al leer ésto se miraron el ombligo y después aspiraron una seca mirando la ventana a la ciudad y siguieron estando como están, pero con alguna flor de fuego ciñendo lo más abstracto que tengan por corazón.
y que siga la melodía...