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Hana-Bi
Creo
que estoy mintiéndome a mí mismo. Lo pienso mientras estudio y también
pienso que en lo único que puedo pensar son en canciones, acordes,
arreglos, grabar, tocar, viajar, llegar al fondo de mi espíritu y así
unirme en el espíritu colectivo de cada chico o chica, triste o alegre,
que está en una habitación con un par de auriculares, un libro, una
carta de amor o desamor, un miedo o una certeza
y que son tan de éste tiempo, de éste Geist, de éste mundo Buenos Aires
- Argentina - Tierra de Nunca Jamás, con sus rabias callejeras de amor,
con las soledades y los mil intentos y un invento, con el dolor de ser
o el dolor de ya no ser, o como escribió Buk "tantas de mis criaturas
compañeras", todos a quienes entiendo y me entienden, y todos a quienes no
puedo ni ver, ni me ven, pero el mundo al fin es sólo un conjunto de
miles de vidas y la mía pugna por ser mundo y más que mundo, ser
espíritu que cambie un mundo cualquiera, una vida cualquiera, que
defienda o destruya un estado de ánimo, y conjuge el poder estético para
aunar un mito que en tanto símbolo tenga alma, eternidad, y que la
tenga aún incendiando apenas dos segundos del tiempo de cualquiera,
del mío, de las migajas de lo que fue un corazón y ahora es sangre en la
pared de un call center. ¿Para quién canto yo entonces? Para los que al
leer ésto se miraron el ombligo y después aspiraron una seca mirando la
ventana a la ciudad y siguieron estando como están, pero con alguna
flor de fuego ciñendo lo más abstracto que tengan por corazón.